Lo de la asistencía obligatoria, pasa, porque en la UPV ya están amargando a algún amigo.En estos momentos es cuando todos idealizamos la UPV como la universidad perfecta, esa en la que el estudiante lleva vida de estudiante, faltando a clase, jugando al mus durante cuatro meses para que luego en uno se estudie apuntes que no sabe ni de quien son, esa época que se supone la mejor y que nosotros nunca conoceremos. Así que tendré que practicar en el ordenador con el jueguecillo que me ha pasado Pablo, porque sino, terminaré la carrera sin saber lo que es un solomillo...
Lo de los trabajo semanales y en grupo, pasa, porque de momento tampoco son demasiadas cosas.
Lo de que da igual que seas estudiante a la hora de pagar un café o las fotocopias, pasa, porque tampoco tengo mucho tiempo para tomar café si no puedo faltar a clase...
Pero ¿¡qué no se pueda jugar a las cartas en la cafetería!?
Para dos horas que nos dan libres... y nos han dejado con la miel en los labios, con las cartas repartidas, diciendo el primer mus. Después todo se volvió negro y lo siguiente que recordamos era al encargado disculpándose y explicándonos los motivos. Eso sí, siempre podemos ir al comedor a jugar a las cartas, pero lo cierran a las seis, así que no creo que lo pisemos mucho.
Por otro lado y cambiando de tema, porque sino mañana no voy a clase... Ayer me fui a ver El Orfanato, que no hace falta que diga los bien que está, porque todavía no he leído una crítica mala, pero como me dijo Andrea, en la típica escena en la que todos saldríamos corriendo pero el protagonista decide "bajar al sótano", "Ah! Pero va a ir! Yo creía que era una película española! Muy entretenida y con una musiquilla al comienzo muy hitchcockiana, pero que no se va a escapar a las comparaciones con Los Otros.
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